Tenía pendiente este reto, propuesto por mi amigo Juancho: hacer una salsa brava de «chuparse los dedos». Dicho y hecho, he desarrollado esta versión que no es como la que podemos probar en Madrid, cuna de las patatas a la brava. Allí suele ser de color anaranjado.
La mía es roja como el demonio…
Ingredientes para medio kilo de salsa:
- 10 dientes de ajo
- 1 cebolla grande
- 1 kilo de tomates maduros
- 1 lata de tomate tamizado
- 1 tallo de apio
- 1 cucharada sopera de Pimentón de la Vera (picante)
- 1/2 cucharada sopera de Pimentón de la Vera (dulce)
- 3 guindillas
- 2 puñados de sal gorda
- 1/2 cuharadita de azúcar
- 1/2 vaso de vino blanco
- 1/4 vaso de vinagre de Jerez
- 1/4 vaso de aceite de oliva virgen extra
- pimienta molida
Ponemos una cazuela al fuego con el aceite de oliva. Pelamos los ajos y la cebolla, los troceamos y los ponemos a sofreír. Echamos la rama de apio y las guindillas.
En un robot de cocina o picadora, picamos bien los tomates (no hace falta pelarlos ni quitarles las semillas).
Cuando los ajos y la cebolla estén dorados, sacamos las guindillas y añadimos los tomates y la lata de tomate tamizado. Después de 10 minutos a fuego medio, añadimos el resto de ingredientes. Tapamos y dejamos cocer a fuego medio durante 25 minutos.
Pasado ese tiempo, colamos nuestra salsa con un chino, estrujando bien todos los ingredientes sólidos para que suelten sus jugos. Volvemos a poner en la cazuela nuestra salsa ya colada y dejamos reducir hasta que espese un poco (a gusto de cada uno).
Probamos y ajustamos el grado de picante. Si lo queremos más suave, añadimos un poco más de azúcar. Si lo queremos más picante, un poco de salsa Tabasco bastará.
Ahora solo queda hacer unas patatas fritas para acompañar la salsa.