
Hacía tiempo que no preparaba ajoblanco. Estaba abonado al salmorejo, principalmente.
Y como me gusta terminar este plato con algún acompañamiento (las uvas son un clásico), aproveché unos cuantos higos que me quedaban en la nevera.
Vamos con los ingredientes
- 200 gramos de almendras crudas peladas
- 3/4 de litro de agua (a mi me gusta tirando a espeso)
- 1 diente de ajo
- 3 o 4 «miajones» grandes de pan (la corteza, no)
- Sal
- Aceite de oliva virgen extra, unos 200 ml
- Vinagre de Jerez
Antes de empezar, poned las almendras a remojo en el agua y dejadlas en la nevera una hora.
Pasado ese tiempo, echad en la batidora un diente de ajo, las almendras con el agua, un puñado de sal, un chorrito de vinagre y la miga de pan (de la cantidad de pan y agua dependerá la textura del ajoblanco).
Comenzad a batir e incorporad el aceite poco a poco, en un chorro fino, hasta que veáis que tiene la textura deseada.
A la hora de servir en los platos, añadid la pulpa de uno o dos higos y un chorro de AOVE.